Revista 10 grado
En este año escolar casi totalmente virtual y después de estudiar brevemente los géneros literarios, nos hemos metido de lleno en la Antigua Grecia y el surgimiento de la tragedia. La lectura de Ifigenia en Áulide de Eurípides ha sido el punto de partida de este viaje que ha llevado a los alumnos a esforzarse por entender la estructura de estas joyas literarias de la incipiente civilización occidental, a lograr tener contacto, cercano o no tanto, con un mundo tan diferente al nuestro, pero al mismo tiempo tan parecido.
En las vacaciones de verano han leído otras dos tragedias más de una lista de diez propuesta por el profesor de la asignatura. La Ilíada se asomó tibiamente en el horizonte de la lectura, pero debido a las limitaciones de tiempo, ha sido imposible avanzar más allá de los primeros cuatro cantos de este glorioso poema épico. Pero todos conocieron de antemano el final. (Siempre habrá “spoilers”, como dirían nuestros alumnos).
Han conocido a personajes épicos, héroes, dioses y semidioses, que si bien la literatura los sitúa en tiempos tan remotos, son personajes con las mismas virtudes y patentes defectos que hacen que esa supuesta enorme distancia en el tiempo desaparezca al encontrarnos con que el hombre es el mismo de siempre hoy y hace más de tres milenios.
Las civilizaciones griega y romana, dos pilares de la civilización de Occidente, despliegan tanta riqueza que nadie puede cruzarse con ellas y acabar indiferente. Aprender sobre textos periodísticos y publicitarios e intentar crear algunos de ellos ha sido la excusa perfecta para aprovechar esta inmensa riqueza cultural y relacionarla con varios de los objetivos de la materia Literatura Clásica y Lengua Castellana.
Los trabajos que presentamos en este final de semestre no son perfectos ni mucho menos: contienen errores, propios del ser humano y de alumnos que están aprendiendo a escribir mejor. Hay textos muy creativos y originales; otros no tanto, pero creemos que el esfuerzo ha valido la pena.
Ni Cervantes ni Shakespeare escribieron con maestría sus primeros escritos. Nuestros chicos de Décimo Grado no son escritores profesionales (quién dice que en el futuro), no son gramáticos de la lengua, no son diseñadores gráficos… Son alumnos, que tras ensayo-error, van perfeccionando sus habilidades.